Aquí tenemos algunas anécdotas sucedidas durante nuestro paso por la Escuela Naval ........

Del Cruver 77
 

Una noticia que nos preocupa.

 
El día 20, llegando a Barcelona, fue desembarcado el Cdte. de 4º año F. Guinand para ser internado en el "Hospital Militar Generalísimo Franco", victima de un fuerte ataque de hepatitis viral.
 
La noticia causó hondo pesar abordo, pues su internamiento impedirá que el citado cadete continúe este crucero con nosotros, privándonos de su alegre compañía y sincera amistad.
 
Deseándole una pronta mejoría, esperamos su pronta recuperación.
 
O que tal esta???
 
...Al final de la fiesta todos quisieron llevarse un souvenir: banderines, póster, vasos, botellas, banderolas... y quisieron llevarse incluso al Willy Villanueva, felizmente el Cdte. de guardia del portalon vio cuando una pareja trataba de meter al Willy en una bolsa para sacarlo del buque y tuvo que explicarles que era un cadete y que no se lo podían llevar como recuerdo autóctono para colgarlo en la sala de su casa....
 
o...
 
El irresistible Lucho Vásquez impresionó con la "preciosa" conquista que trajo a la fiesta, que se baje dos bolas por el lance.....
 
 
una mas.... esta es pura tecnología...
 
cadete de gran volumen cefalo craneano, apellidado Vereau, vende telagame de 4 juegos con controles remoto, funciona en canal 42, ¡Cómprelo y espera impaciente que llegue ese canal a LIMA!!!

 

 

Era un caluroso día del verano de 1975, y todos estábamos sentados en el Campo de Maniobras con uniforme de cuartel blanco para practicar nuevas barras, nos encontrábamos muy cerca del gimnasio mirando hacia la casa de botes, la Cripta aún no existía y nuestro recordado Edificio Grau ya había desaparecido por completo.

De pronto el más antiguo grito: ¡Silencio!

Al frente nuestro aparecieron el Director, El Subdirector, el Jefe de Estudios, el Jefe de Disciplina y el Oficial de Guardia, que venía desde el gimnasio pasando una inspección por la Escuela.

¡Continué Cadete!, ordenó el Director.

Sin embargo todos continuamos callados y mirando atentos su paso.

En ese momento uno de nosotros, que estaba sentado hacia la izquierda, salto ágilmente, corrió casi hasta el centro y grito:

Para que esto se ponga bueno,… ¡UNA BOMBITA POR LA ESCUELA NAVAL DEL PERÚ!,... y tiró su gorra hacia el cielo.

La gorra subió, subió y subió, y después bajo, bajo y por último cayo, pero no se escuchó ningún ruido, ningún silbido, y mucho menos el clásico ¡BOOM!.

La escena quedó congelada en el tiempo, si duró un segundo o una eternidad, no sé, pero después todos, reíamos, algunos ya no estábamos sentados sino más bien echados sobre el césped riendo, mientras el Director y sus acompañantes se alejaban,… también riendo.